1FebInserción laboral e igualdad de oportunidades

Inserción laboral e igualdad de oportunidades

La preocupación y conciencia en materia de inserción laboral e igualdad de oportunidades es, relativamente reciente, para remontarnos a sus inicios, solo tenemos que retroceder a los años 50 del pasado SXX.

La primera mención registrada sobre el principio de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en el mercado de trabajo a nivel comunitario figura en el Tratado Constitutivo de la Comunidad Económica Europea firmado en Roma el 25 de marzo de 1957. Dicho Tratado refleja en su artículo 119, la obligación de los Estados miembros en garantizar la aplicación del principio de igualdad de retribución entre trabajadoras y trabajadores para un mismo trabajo.

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En la Cumbre de París se inició un proceso de desarrollo en la cual la Comisión sometió al Consejo de Ministros un Programa de Acción Social que marcaba como objetivo (entre otros) “Crear una situación en la que se asegure la Igualdad entre los hombres y mujeres en el mercado de trabajo de la Comunidad, mejorando las condiciones económicas y psicológicas, así como la infraestructura social y pedagógica”.

A pesar de haber instaurado en el siglo anterior una serie de medidas y planes para fomentar la igualdad de oportunidades, la falta de empleo es una de las razones sobre las que reposa la exclusión social, siendo las mujeres muy vulnerables a diche exclusión, puesto que siguen siendo protagonistas de una tasa de paro más elevada que los hombres, llevando a la Unión Europea a exigir que, el principio de Igualdad de Oportunidades esté presente en todos los estados miembros.

La inserción laboral garantizando la igualdad de oportunidades, persigue lograr una participación equilibrada ente mujeres y hombres, prohibiendo cualquier trato discriminatorio por cuestión de raza, sexo, religión u otro motivo.

La perspectiva de género es una herramienta que permite profundizar en los orígenes y consecuencias de las desigualdades y discriminaciones laborales para intervenir en una igualdad real que, a pesar de sonar utópico, puede y debe lograrse, teniendo en cuenta cómo el trabajo asalariado actúa como un factor de integración social, convirtiéndose en un reto sociopolítico.

A pesar de que la mujer se ha incorporado al mundo laboral y sus niveles de participación han aumentado en pocos años, lo cierto es que se ha generado otra tendencia, debida a la perspectiva de género que hemos ido asumiendo como legado cultural.

Al hombre se le ha relacionado con la producción, ligada al trabajo remunerado, mientras que la mujer se la ha asociado a la reproducción y al cuidado de los hijos en el hogar, dando lugar a la interpretación de que los hombres, no solo son más aptos para asumir tareas relacionadas con la producción, sino que además, no son válidos para los trabajos domésticos, al contrario que las mujeres que sí desempeñan bien las labores del hogar, sin embargo, no están igual de capacitadas que los hombres para la producción, al considerarlass más débiles física y emocionalmente.

Además de la mayor tasa de paro que se presenta entre las mujeres frente a los hombres, existen diferentes sectores profesionales feminizados, especialmente en aquellos trabajos, menos cualificados. Más del 60% de las mujeres ocupadas concentran su actividad en seis sectores que son comercio y reparaciones, sanidad y servicios sociales, enseñanza, inmobiliaria y servicios a empresas, hostelería y servicio doméstico.

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Elementos fundamentales en la lucha de la inserción laboral e igualdad de oportunidades.

Unos de los elementos fundamentales en la lucha de la inserción laboral e igualdad de oportunidades, reside en la formación, si tanto hombres como mujeres, reciben la misma formación y tienen las mismas oportunidades para formarse, se estarán limando en gran medida, las diferencias.

Para poder planificar una formación y atender a los principios de igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres hay que tener en cuenta:

  • El diseño de cursos tratará de equilibrar el número de participantes entre mujeres y hombres.
  • Se incluirán acciones formativas transversales que favorezcan la empleabilidad como el carnet de conducir, homologaciones de títulos para inmigrantes o desarrollo de habilidades sociales.
  • Formación específica a mujeres en ocupaciones caracterizadas por los hombres.
  • Incorporación de módulos Formativos sobre Inserción laboral e Igualdad de Oportunidades en todas las acciones formativas y perfiles profesionales.
  • Desarrollar una etapa preformativa para mujeres donde se trabajen aspectos relacionados con la autoestima y el empleo.
  • Adaptación de propuestas formativas fuera del horario de trabajo que traten de adaptarse, en la medida de lo posible, a las mujeres respetando y atendiendo la conciliación laboral.
  • Tutorías y entrevistas individualizadas a que ofrezcan refuerzo y motivación.

En definitiva, la inserción laboral y la igualdad de oportunidades, podrá lograrse real y efectivamente si las sociedades plantean propuestas y programas de intervención centrados en eliminar la brecha existente entre hombres y mujeres.

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